EL OBSERVADOR
12 de diciembre de 1998

NOTA DE TAPA - ENTREVISTA

"Lo que más amo en esta vida es el sonido del silencio".

El guitarrista y cantante Jorge "Flaco" Barral, una leyenda viva de la música uruguaya, vuelve a subir a un escenario de Montevideo luego de 25 años de ausencia.

Barral, Vd se fue hace 25 años. ¿Nunca tuvo oportunidad de volver a tocar aquí?
Creo que nunca la busque. Creo que en un tiempo hubiera sido fácil. Cuando terminó la dictadura muchos volvieron, pero no es mi estilo. Yo no tengo nada que ver con la política. Me fui tres meses antes del golpe porque la vi venir, pero no tengo nada que ver con eso. Yo soy muy pacífico y no era de mi agrado lo que estaba pasando.

¿Sabía lo que se estaba haciendo en música en Uruguay?

Sí, aunque quise hacer un corte, empezar una nueva etapa. Pero muchos uruguayos que iban para allá me grababan algo y me lo mostraban. Yo estoy muy metido en lo que es la música americana, el country, el blues, todo lo que sea raíces. De hecho, estuve en España metido en un grupo de música celta. Lo que me llegaba de Uruguay era mucho jazz rock, que es algo que a mí no me toca, no me gusta. Me parece muy técnica, pero muy demostrativa de los que sabes tocar, exhibicionista. Lo mío es lo contrario, reduzco la cantidad de notas y si algo me gusta en esta vida es el silencio. El candombe me gusta, pero nunca fui candombero. Soy blusero, roquero.

Vd. es una leyenda del blues en Uruguay, pero vive en España. Es raro que esas sean las referencias geográficas para alguien tan identificado con la música negra del sur de Estados Unidos.

"El blues es como el bolero, el tango, el flamenco: cuenta las historias de la vida, habla de realidades". Por otro lado, es una música triste y por eso tiene algo de uruguayo. Además todos somos algo masoquistas y la música triste nos gusta. Yo soy blusero pero no recalcitrante. A mí me gusta mucho la cosa acústica y ahí entre de todo. De hecho, en el festival voy a tocar una canción que no es blues, pero que es mi blues. Siempre dije que el blues es sentimiento, eso es todo.

¿En España el blues también tiene tantos adeptos?

Si, pero, a mi gusto, cometen un error. Ellos hacen blues pero no en español. El día que se pongan a hacer blues en castellano van a tener bastante más público porque lo comprendes mucho más. El público recibe no sólo tu música, sino tu letra.

A Uruguay llegan muchos bluseros y de los grandes ¿porqué cree que sucede eso? B.B.King viene casi todos los años.

Me lo han dicho. Creo que eso es porque el blusero, por más arriba que esté y dinero que gane, nunca es un espectáculo caro. Hay artistas que pretenden ganar en dos años lo que no han ganado en toda su vida. Tienen un tema que pegó y luego cobran un dineral. En el blues no existe eso, puede pegar un disco, pero no hay grandes hits. Entonces se cobra un dinero respetable. Además no hay exigencias arriba de un escenario, que en un espectáculo de rock, sí las hay. Te pide el escenario en verde, no sé qué refresco light mezclado con no sé qué cuanto y todas esas cosas. El blusero no pide nada, va a la prueba de sonido toca un poco y ya le gustó. El blusero quiere conectar su instrumento y tocar.

¿Cómo era hacer blues en la década de 1970, cuando Vd. tenía Días de Blues?

Fue una de las épocas más importantes de mi vida, así que no puedo decir nada malo de eso. En esa época hubo una explosión, aquí y en otras partes del mundo, no sólo de música, sino de todo. En Uruguay creo que quedó una buena cosecha de todo eso.

Hay una canción que dice: "Acordáte de Barral cuando estaba todo mal y tocaba en Días de Blues". Es de Tabaré Rivero, ¿la conoce?

La conozco, soy amigo de Tabaré. Era muy difícil vivir de la música, pero la gente te seguía. Donde íbamos, teníamos salón lleno. Era muy bonito.

El único disco de Días de Blues ahora va a ser reeditado. ¿Tiene esas grabaciones? ¿Las escucha?

Si, cada tanto. Yo, no digo que todos los años, pero cada dos, escucho todo lo que hice para ver como voy. No sólo escucho lo editado, sino todo lo que grabo con mi guitarra en un grabador. Lo hago para saber si hay algo de bueno, si sigo la misma línea o cambie. Pero cuando escucho Días de Blues u Opus Alfa me trae un montón de recuerdos. Y estar hoy tocando aquí significa tanto, que no se lo pueden imaginar. Son un montón de vibraciones. Es algo alucinante.

¿Por qué se fue para España?

En la década de 1970 yo hacía artesanías. Alguien me dijo que con eso en España me iría bien y ahí marché. Además el idioma.... Soy defensor total del castellano, canto en castellano.

Se fue para hacer artesanías, pero le fue mejor con la música. ¿Qué hizo?

De todo. Fui productor, puse un estudio de grabación donde se grabó lo primero que se llamó la movida madrileña y muchos grupos que surgieron en aquel entonces.

¿En sus composiciones conserva alguna influencia de la música uruguaya como el tango, la milonga?

Me interesa. Hice algunas cosas, sobre todo en computadoras, algún tango. Pero no es lo mío, en ese sentido soy poco uruguayo. Me interesa más otra gente, como Mateo, que podía hacer candombe pero no era puro, sino algo más a su aire. Hay veces que algo que compongo suena así, a mi aire. Una cosa que me gusta mucho es la música de Louisiana y la irlandesa.

¿Le interesa el New Age? Es una especie de revival de la década de 1960.

Sí, me gusta mucho Enya, por ejemplo. Y me gusta por eso, es como de 1960.

¿Es hippie?

Soy after hippie.

Claro, los hippies peinan canas

A mí me da gracia cuando algunos que fueron hippies reniegan de los jóvenes como si ellos no hubieran hecho nunca nada. Digo after porque ahora estoy en una etapa más tranquilo, pero sigo defendiendo las mismas cosas. Sigo creyendo en el amor, ya sea a la gente, como al mundo en que vivimos. Soy un enamorado del amor. Con amor todo se consigue.

PERFIL
Jorge Barral
Músico
53 años

Nació el 23 de diciembre de 1945 en Montevideo. Desde 1973 reside en España. Allí formó diversas agrupaciones de blues, como Los pájaros del blues (junto al guitarrista estadounidense Davis Gwynn) y Manzanares Delta Blues Band. Además de tocar la guitarra y cantar, ejecuta instrumentos como la mandolina y el bouzouky. En Uruguay fue el líder de Opus Alfa, grupo con el que editó un disco con el mismo nombre. Tras la disolución de Opus Alfa formó la mítica banda de la década de 1970, Días de Blues, junto al baterista Jorge Graf y el bajista Daniel Bertolone.