LA REPUBLICA
Sábado 12 de diciembre de 1998

Día de Blues


Jorge Barral será la gran atracción del festival que se realizará hoy en el Teatro de Verano del Parque Rodó.

Radicado en España desde hace más de dos décadas, el legendario Jorge Barral -líder de aquel inolvidable proyecto musical de principios de los setenta denominado Días de Blues- será uno de los números artísticos capitales de la segunda edición del Montevideo Blues Festival a efectuarse a partir de hoy a las 17,00 en el escenario del Teatro de Verano "Ramón Collazo" del Parque Rodó.

No hay mejor modo que enfrentarse a una presencia mítica como Jorge Barral que la de desmitificarla en un sentido puramente carnal, de cara a cara con el individuo que transita un tiempo y una época y que al mismo tiempo supone ser uno de los músicos uruguayos esenciales de la cultura rock vernácula de todas las horas, todos los agites. Acaso porque su música, ya desde Opus Alfa y en particular desde lo que significó Días de Blues (junto a Jorge Graff y Daniel Bertoloné) posee la caligrafía inexorable de la perdurabilidad.

Desde 1974 viene pariendo música de blues y rocanrol en España. Cuando su grupo Días de Blues cesó una experiencia a todas luces extraordinaria -la generación de Psiglo, Tótem, El Sindykato, etc- y llegó la estampida para muchos músicos ante el avance de un tiempo de terror hacia 1973, Barral decidió practicar un concierto despedida que tuvo una ola expansiva especialmente emocional. Había grabado con Días de Blues un disco homónimo ya de catálogo y otro en plan solista pleno de exquisiteces denominado sugestivamente Chau.

Desde luego que la salida de Jorge Barral evidenció en la cultura rock nacional un profundo vacio. Fueron tiempos confusos, perturbadores ante un clima social que se hacía irrespirable. En el caso de Barral, y de otros tantos pares, debido a un claro compromiso social que se delataba en su proyecto musical, la emigración era la senda a seguir y España la superficie para probar que el talento y una fina sensibilidad seguían vigentes. Lo cierto es que la experiencia española, frontalmente acumulativa (Barral logró actuar junto a figuras de primer nivel y articular sus propias propuestas personales) fue potenciándolo por si hacia falta. Su visión panorámica fue mucho más amplia y su apetito musical, como compositor, alcanzó ribetes sorprendentes en tanto ejecución y resolución de sus materiales y de la hechura de discos en la que trabajó -junto a grupos, por ejemplo, como Labanda- en diversas direccionalidades dentro del universo roquero.

Guitarrista, o más concretamente multinstrumentista, Jorge Barral es uno de esos fenómenos que se desmarcan claramente de la media por la fineza de su oído y por la destreza que demostró y demuestra en el abordaje tanto autoral como interpretativo. Es un superdotado que vuelve a casa, después de una extensa estación en España, para plegarse jubilosamente con su banda Criollos Blues a la segunda edición del Montevideo Blues Festival.

Además de Jorge Barral en el stage del Teatro de Verano actuarán otros números artísticos como las bandas locales Sótano Blues, Punto Rojo y Don Gato, y artistas extranjeros de envergadura como Smokin´Joe Kubek & Bonis Band, el oriundo de Mississippi Eddy Clearwater y David Gwynn, un guitarrista de notables antecedentes que actuará junto a Barral.

Precisamente Jorge Barral, refiriéndose a la música de blues, ha confesado que "el blues es la expresión musical de todo un sentimiento, y no importa en ello la raza o el color, ya que en ese sentido los sentimientos de los que hablo son netamente universales. Así es mi música, mi forma de hacer blues".

Su banda Criollos Blues se completa con el antedicho guitarrista de origen californiano David Gwynn y el español José Manuel Torrego en batería y percusión. El proyecto en curso del grupo es poner cuerpo y alma en la estructura fascinante -y sus múltiples variaciones- que otorga la música de blues.

Las canciones que se oirán en el Teatro de Verano llevan la marca registrada de Jorge Barral: compromiso social en sus textos y una música aguerrida y a la vez refinada como para volarte la cabeza. Bienvenido a casa, maestro.